Kira llegó a nosotros por una de nuestras voluntarias que se hizo eco de su caso.
En el caso de Kira, ni la raza, ni su pedrigree, ni haber pagado por ella, hicieron que los motivos humanos, a veces compartidos o no, tuvieran que hacerla dejar a su familia inicial para ir en busca de una segunda.
Ella no encontró lo que esperaba con su segunda oportunidad, no estaba acostumbrada a ser perra de finca, pero tuvo la suerte de que alguien se dio cuenta y familiares cercanos a ella, la acogieron y buscaron que KIRA fuese cedida a nuestra ong para buscarle un hogar responsable y definitivo.
Tras varios días y personas interesadas en ella, una familia fue la afortunada de poder adoptar a Kira, pues su carácter excepcional, cariñoso y juguetón, son un regalo.
Ahora mismo se está recuperando de una esterilización, que tuvo pequeñas complicaciones pero nada sin importancia.
En cuanto esté repuesta, se irá a su nuevo hogar, con su familia compuesta por dos humanos y dos peludas a las que ya ha conocido, que la están esperando con ilusión y muchas ganas.
Agradecemos a todas las personas involucradas de manera directa e indirecta en esta historia, pues juntos hemos podido lograr cambiar su vida.
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