En muchas ocasiones mientras estamos haciendo la comida o comiendo, no nos podemos resistir a esos ojos que nos hablan diciendo «yo quiero» y erramos; primero por una cuestión de educación y segundo porque tal vez estamos perjudicando sobremanera a nuestro peludo con lo que le ofrecemos que ingiera.
Por ejemplo, nosotros solemos cocinar con SAL, en mayor o menor cantidad, pero ellos, los perros, no la necesitan. Los perros pierden pequeñas cantidades de sal por la planta de las patas al sudar. Casi no excretan sal y la acumulan en el interior del cuerpo. Si acumula mucha cantidad, puede ser una carga para el corazón y el higado, o provocar una enfermedad renal e hipertensión arterial.
No todo lo que nosotros comemos es bueno para ellos. Como para nosotros no está contraindicado pensamos que a ellos tampoco puede hacerle daño y algún que otro producto es tremendamente tóxico.
Lo lógico es darle pienso seco, el que necesite en función de su edad y de su patología si la tuviera. Los piensos contienen todo lo que nuestro amigo necesita.
Si bien, en alguna ocasión, queremos «variar el menu» debemos evitar alimentos que ahora vamos a citar:
- FRUTAS : Albaricoques, melocotones, uvas y pasas.
- FRUTOS SECOS: Almendras, cacahuetes, nueces y nuez moscada.
- VERDURAS, TUBERCULOS Y HORTALIZAS: Ajo, cebolla, tomate, patatas, espinacas, pepino, aguacate, puerros
- PESCADO: Crudo bajo ningún concepto, pues puede contener algún parasito.
- CARNES/VISCERAS: Cerdo y ternera, hígado.
- OTROS: Huesos, chocolate, dulces, sal, piel de pavo, canela, jamon serrano, cafe, alcohol, lácteos.
- MEDICAMENTOS: Paracetamol.