De su pasado no queda nada, ni merece la pena recordarlo, salvo que una vez rescatado se inició una maquinaria de ayuda que hizo posible que pudieramos iniciar un cambio en su vida.
Ahora sólo queda que a este peludo cariñoso, inteligente, mestizo de caniche y negro como el carbón y de nombre Beltza, le encontremos el mejor de los hogares y creemos firmemente en que lo conseguiremos.