Su aspecto, en un estado de abandono total, con rastas, nos lo puso muy fácil para bautizarlo. No podía ser de otra manera: RASTI.
Su hiperactividad hace que sea el perro perfecto para una familia con un jardín o una finquita donde pueda quemar toda su energía. Tiene solo un año y medio-dos y toda la vida por delante, quiere, queremos una oportunidad para él y creemos que entre todos podemos darsela.