Sé feliz al otro lado, salta, revuélcate en la tierra, degusta tus manjares, no hay dolor y desde allí, sigue velando por los que todavía creen que gracias a seres como tú, aprendemos todos los días.
Ahora Norteño, bautizado como Kaiser, se encuentra mejor. Apenas queda nada de aquel gato en malas condiciones, herido, salvo su mirada de sabiduría, de abuelo, del que ya quiere dejar de librar batallas por sobrevivir y quedarse al calor de un hogar.
El caso de este gato lleva la implicación de una pareja que, lejos de dar el aviso y lavarse las manos, se involucra y lo acogen para que se cure de sus heridas y su estado mejore.
Es un minino adulto, un abuelete con muchas heridas de guerra, un peludo curtido en una y mil batallas callejeras.